MENSAJE ANGÉLICO

Mira a tu alrededor, quizá pienses que estás viviendo un momento muy difícil que no te mereces. Eso es lo que dice tu mente, no hay duda de ello. Ahora bien, vuelve a ver a tu alrededor y fija tu atención en tu corazón ¿Qué te dice? Es probable que tu corazón te diga que el mundo de ilusión en el que vives te hace muy infeliz y te entristece. Pero escucha bien, es probable que también te diga que puedes salir de él, que puedes dar un salto cuántico y elevar tu conciencia para vivir desde el alma. ¿Cómo? querrás saber. Es fácil y difícil a la vez. Lo fácil está en que tienes que tomar la decisión de enfrentarte  la verdad. Tú no eres ese cuerpo, ni esa mente en la que te mueves todo el tiempo. Tú eres un ser espiritual infinito y eterno, potencialmente sano, abundante, próspero y cocreador del mundo que te rodea. Lo difícil es llevar todo esto a la práctica. Y te digo, la dificultad se presenta porque no te lo crees de verdad y por ratos te debates entre el alma y la mente. Deja ya de quejarte y acepta definitivamente quién eres, ve hacia adentro de tu ser y allí escúchate. Entrégate a esa fuerza infinita que te ha creado y te sostiene, deja que el flujo de energía universal te señale el camino, por atención a las señales, a la intuición, a tus sueños. Ama al universo y a todo lo que en él habita, da gracias por todo lo que llega a tu vida y mantente en paz. Entrega las riendas de tu vida a tu ser interior, a la luz que eres y no des poder a las falsas ilusiones. Solo la luz tiene el poder de consagrar tu vida a la verdad y a la dicha.

Elizabeth Marín 

DESEO DEL ALMA

Patinaba como solía hacer todos los sábados. La pista de hielo le permitía dejar volar su imaginación y sus pies danzaban al ritmo que emergía desde su corazón. La compañía de otros patinadores y la algarabía de los niños en la pista de baile no era problema para ella, solo se desplazaba ensimismada en ella misma. Deseaba, desde hace mucho tiempo,  poder volar hacia la eternidad y llevar con ella sus patines para deslizarse con delicadeza sobre las blancas nubes que, según ella, conformaban el cielo. Dos semanas después, patinaba como todos los sábados,  solo que ese sábado dejo de soñar y se deslizó plácidamente sobre las nubes que tanto había soñado. Sin darse cuenta

había volado hacia la eternidad.

Elizabeth Marín

SOBRE LAS NUBES

Siempre había pensado en la muerte. Imaginaba que la vida solo era el paso previo para transformarse nuevamente en esencia y volar a la unidad. Deseaba una muerte plácida y agradable, sublime y esperanzadora. Cerró los ojos para dormir, ya era muy tarde. Amaneció,  inmediatamente se acordó de su sueño. La muerte y ella eran una y flotaban en una nube al espacio exterior, acompañadas de un coro angelical. Decidió salir de la cama y entregarse al nuevo día. Sus pies se posaron sobre algo muy suave, una alfombra que ella no recordaba tener allí. Miró extrañada hacia sus pies, estos se habían posado sobre una bella nube.
Elizabeth Marín

CREACIÓN DIVINA

Amanecía, el sol como siempre despertaba iluminando toda la tierra. Los pájaros volaban y cantaban, preparándose para recibir el regalo que el universo les otorga todos los días. El cielo brillaba con un azul tan espléndido que todas las personas se veían obligadas a levantar la vista para verlo y dar gracias a Dios por ese día tan bello. La rutina de todos los días se desplazaba en silencio para todo el que despertaba y se preparaba para su nuevo día. En las calles se podía escuchar el ajetreo de la gente, las bocinas de los automóviles y, a lo lejos, el cantar del gallo y el ladrido de los perros. Todo parecía una escena preparada de antemano por quienes son expertos en obras teatrales, asignando con esmero a cada uno su papel. En las alturas,  los Dioses del Universo contemplaban el escenario mientras sonreían, estaban seguros de que su creación divina se dirigía, aún sin darse cuenta, hacia el camino de la luz y el amor.

Elizabeth Marín

CONVERTIDA EN ÁRBOL

Tomó el tren como todas las mañanas. Le gustaba sentarse cerca de la ventana para ver en el camino las hileras de árboles que con sus ramas, movidas por el viento, se despedían de ella.

Pensaba con alegría que los árboles eran pasajeros que se habían quedado en la estación esperando el próximo tren.  Sabía que en la tarde estarían allí para celebrar su regreso. Ese día, de regreso, ella no venía en el tren, se había convertido en árbol y movía sus ramas celebrando la llegada de otros. En la estación de tren colgaba un cartel que decía: cerrada la estación por accidente ferroviario esta mañana.
Elizabeth Marín

RECONOCER UN ÁNGEL

Solo mírate, eres el único que puedes mirarte y reconocerte
Quien eres está tan oculto en tu ser que no te
es tan fácil descubrirte
Detente un momento y detén tu mente ¿qué escuchas? ¿El silencio?
Si escuchas el silencio entonces estás escuchándote, estás descubriéndote
El silencio eres tú, no hay más nada,
Todo lo que no es el silencio lo has inventado tú
En el silencio viven los ángeles
Elizabeth Marín

VOLAR HACIA LA ETERNIDAD

Corría alegre, disfrutando de la brisa y de la tranquilidad de la tarde, como todos los días. De repente, dejó de correr y sintió que volaba hacia la eternidad. No esperaba partir tan rápido y ni siquiera estaba preparado.

Elizabeth Marín