miércoles, 24 de febrero de 2016

DESEO DEL ALMA



Patinaba como solía hacer todos los sábados. La pista de hielo le permitía dejar volar su imaginación y sus pies danzaban al ritmo que emergía desde su corazón. La compañía de otros patinadores y la algarabía de los niños en la pista de baile no era problema para ella, solo se desplazaba ensimismada en ella misma. Deseaba, desde hace mucho tiempo,  poder volar hacia la eternidad y llevar con ella sus patines para deslizarse con delicadeza sobre las blancas nubes que, según ella, conformaban el cielo. Dos semanas después, patinaba como todos los sábados,  solo que ese sábado dejo de soñar y se deslizó plácidamente sobre las nubes que tanto había soñado. Sin darse cuenta
había volado hacia la eternidad.
Elizabeth Marín

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